La Parada Artística

Tienes que soñar en grande para ser grande.

20 febrero 2008

Cuando uno crece

Es curioso. Hace unos meses me emocionaban muchas cosas que ahora ni me llaman la atención. Tenía un círculo de amigos que veía seguido, y ahora, los veo muy de vez en cuando. Cuando empecé la universidad comenzó el cambio.

Siempre me vi interesada por el arte, pero tuve la mala suerte de que en el colegio a nadie le importaba tanto como a mí. Igual en el club, a todos les gustaba leer, como a mí, pero era en lo único que coincidíamos. No hallaba con quien disfrutar de una buena obra de teatro, o con quien conversar en un café sobre algún libro de García Márquez. Sólo iba al cine con mis amigos, y me perdía las juergas en las discotecas, pues nunca he sido acérrima a ese tipo de salidas. En resumen, no encontraba con quien compartir mis verdaderos gustos.

Cuando empecé la universidad todo cambió. No tan drásticamente, en un inicio. Conocí gente que leía tanto o más que yo. Conocí gente que adoraba el teatro, las películas y los libros de misterio. Todo iba encajando en su lugar. Dejé de ir tan seguido al cine y empecé a ir al teatro cada vez que podía. Leí tantos libros pude y los discutí en cada rincón de la universidad. Me hice amiga de cada empleado de mi casa de estudios, así me sentía como en casa al ir a la biblioteca (donde paso la mayor parte del tiempo) o a la sala vip, donde están las computadoras. También empecé a sumergirme más en la fotografía, pues conocí gente que la amaba como yo. Aprendí mucho sobre arte, tanto que llegué a colgar un Van Gogh en mi cuarto. Todo encajó en su debido lugar, al fin me sentía como en casa. Y hasta empecé a escribir, en mi agenda o en este blog, pues antes no lo hacía por falta de ganas. Ahora sí, todo encajaba.

Pensé que todo estaba bien, que no ver seguido a mis amigos de antes no causaría mayor revuelo en mi vida, pero no fue así. Con cosas que sucedieron últimamente me di cuenta de que sí, habían estado resentidos por mi ausencia en las reuniones, eventos o salidas que solíamos hacer juntos. Lo noté cuando se cruzaron dos cosas muy importantes en mi vida. Este jueves, o sea mañana, se me cruzaron dos cosas que he estado esperando toda mi vida. Una es de mi obra, y la otra del club. Son cosas tan importantes que se me hizo muy difícil rechazar una. La del club. Tuve que hacerlo. Y es que ahora la obra no es solo un pasatiempo o una pasión, sino una responsabilidad, una que tengo que cumplir con 20 personas aparte de mí. Así que, lástima pero, tuve que rechazar la del club.

¿Cómo hice? Le dije la verdad a mi amiga, no me entendió. Ella siempre se ha caracterizado por ser explosiva... y peligrosamente sincera. Bueno, me sentí de perros, pero no podía hacer nada... al menos eso pensé en un inicio. Hoy vi una solución, mejor dicho, ayer. Ayer una amiga me comentó que necesitaban un favor muy grande, y claro, accedí a hacerlo. Era desde mi casa, y así cumplía con poner mi granito de arena a uno de los eventos más importantes de mi vida... al cual no podría asistir, así quisiera. Tal vez sí... pero sólo un momento... no el suficiente para disfrutarlo como debe ser.

3 comentarios:

Scence dijo...

EL VIDEO DEL MAL!!!!!!!!

Jorge dijo...

gracias por responder...

y sí pex, asi pasa cuando sucede...

Un trabajo no es un hobby, sino una responsabilidad.

EL verdadaro drama lo tendras cuando sientas que lo que te apasiona, termine un día comiendote la existencia. Pero, quizá eso nunca pase. Sin embargo hay gente que vive haciendo lo que menos les gusta.

Lo que no es tu caso al parecer..

MuSa AnTiSoCiaL dijo...

A veces tenemos responsabilidades ke nos impiden hacer lo ke keremos... en tu kaso esa responsabilidad es tb tu pasion... felicitaciones x la obra.