La Parada Artística

Tienes que soñar en grande para ser grande.

12 mayo 2008

Más feliz que chavo con torta de jamón

¿A veces no despiertan con unas ganas increíbles de hacer las cosas bien?, ¿han tenido días en los que saben que con buena onda y una actitud emprendedora todo les saldrá excelente?, ¿y esos días en los que de verdad se cumplen las metas que plantearon en la agenda? Hoy tuve un día de esos.

Hoy me desperté bastante tarde - ayer me amanecí viendo ER - y fui a la cocina, donde estaba mi mamá. Para comenzar, el día auguró un aura tranquila desde que vi a mi mamá escuchando el CD de música criolla que le regalé ayer - había tenido uno igual pero se perdió quién sabe dónde y se quedó extrañando las melodías de Jean Pierre Magnet - y estaba cocinando el almuerzo, pero claro, mi desayuno lo había dejado listo en la mesa de diario. Le di un beso y mientras desayunaba conversábamos de la reunión familiar de ayer. Me encantó escucharle un tono de voz satisfecho y, más que cualquier otra cosa, feliz. Terminé mi desayuno - dos panes calientes con mantequilla y mermelada, un vaso de jugo recién hecho y otro de yogurt de vainilla - y le dije que me daría un duchazo para comenzar el día.

Tomé una ducha de media hora - adoro tener tiempo para, más que bañarme, quedarme pensando bajo el chorro de agua caliente; me resulta sumamente relajante - y fui a mi cuarto a cambiarme. Cuando terminé preparé mi mochila: mica con documentos de la obra (entiéndase por documentos al guión, lista de vestuario, utilería, bocetos de escenografía, uno que otro programa de obras de otros directores y cuanta chuchería haya encontrado sobre teatro), billetera, cepillo de cabello, llaves, lapiceros, documentos personales, cintas (sip, ando con miniDV de arriba a abajo), USB, entre otras cosas. Pasé buen rato en la computadora viendo unas cosas de la universidad y, cuando terminé, me puse a leer críticas de varios libros, pues hace mucho tiempo que no me he podido dar el lujo de comprarme uno... últimamente gasto todo mi dinero en entradas para obras o en regalos para mi mamá... En fin, cuando me decidí por qué libro comprar (Hasta que me orinen los perros, de Fernando Ampuero) fui a almorzar con mi mamá y al terminar al fin salí de casa a hacer lo que me haría el día.

Habíamos quedado vernos en el cruce de la avenida La Molina con Javier Prado, pero al final nos vimos en la panadería San Marino, que queda como quien se va a Musa. Lo conocí y me pareció un chico excelente, con una pasión por la música como la mía por el teatro. Así que la conversación se dejó llevar. En realidad, la pasé muy bien conversando con mi mejor amiga y un nuevo amigo en una habitación llena de lo último en la industria musical. Una tarde muy agradable. Llegamos a un acuerdo que nos beneficia a todos. Lo que más me encantó fue desde un principio me dejó en claro que lo último que le importaba era la plata, y que estaba muy agradecido conmigo por hacerle ese sueño realidad.

¿Sueño?, ¿le hice su sueño realidad?

No soy un almita bondadosa ni mucho menos un ángel que se dedica a cumplir los sueños de los demás. Pero lo que me ha hecho amar más aun el teatro ha sido eso: sin querer queriendo al presentar la obra del verano los sueños de muchos amigos míos y los míos propios se hicieron realidad. Fue un esfuerzo increíble poner la obra en escena. Y cuando se logró al fin no sólo fue una meta mía cumplida, sino un sueño de todos, pues fue lograda con el esfuerzo y sudor de todos y cada uno de los integrantes del elenco y del equipo de producción. Lo más curioso de la experiencia es que la gente te agradece por algo que en realidad harías por cualquiera, con tal de que se haga, ya que es un sueño compartido.

En fin, llegamos a un acuerdo y gracias a éste mi próximo musical será totalmente en vivo. Cantado y tocado en vivo. Es decir, mismo concierto con lo más selecto de la farándula limeña. ¡Sólo talentos de primera, por favor!

Cuando terminamos la pequeña reunión de producción, J y yo fuimos a Crisol del JP. Había pensado comprar el libro de Ampuero pero, por recomendación de una empleada del local, salí comprando Pudor, de Santiago Roncagliolo. Espero que sea bueno, al menos hasta ahora me ha gustado lo que he leído, así que continuaré cuando esté en cama, antes de dormir.

El día de hoy me ha dado ganas de levantarme mañana con la misma onda, la misma actitud.

Ojalá todos los días fueran así.

Creo que puse esta foto cuando fue la última función. Igual, nunca me cansaré de compartirla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Awww..!! que linda foto. ya pues caro pasate algo de tu nueva obra.

Anónimo dijo...

en vivo? toda?? si la primera estuvo bravaza esta te quedara increible! no olvides pasar la voz para ir con toda la familia!