La familia Fernández

Pensé que me aburriría por ser una obra infantil, pero pasé una tarde divertidísima.

Hoy fui a ver esta obra musical a la Plaza ISIL y salí super contenta y satisfecha, hasta con una picazón en la garganta de tanto reírme.

Entré al teatro sólo con el propósito de ver a Jimena Lindo (cosa que explicaré después) y salí con un concepto mejorado y aumentado de cada actor del elenco.

Normalmente, en una obra hay un personaje principal, o tal vez dos. Pero, en este musical todos tienen igual importancia, cada personaje tiene algo especial que causa ternura al verlos juntos en escena.

La trama de la obra es la clásica familia que enfrenta los problemas con todos sus miembros muy unidos, pero toma en cuenta las opiniones de los chicos tan en serio como las de los adultos. Me volví a sentir chiquita y disfruté sentir la inocencia e ingenuidad que abundaba en mí hace algunos años. Me hizo recordar momentos muy felices en mi vida.

La interacción con el público me pareció genial, vi a los niños vacilándose y disfrutando mucho de una tarde en el teatro. Hace mucho tiempo que no presenciaba un grupo infantil tan grande y extremadamente ansioso por entrar a ver una obra y, cuando salieron, todos querían su foto o autógrafo con el personaje favorito.

La música, los bailes, las bromas y ¡los gestos! Todas las expresiones fueron geniales, me hicieron reír a carcajadas. El papá cariñoso y protector, la madre complaciente y admirada por los hijos, la tía graciosa con un toquecito de celestina, el hijito travieso e hiperactivo, la adolescente coqueta e inquieta y la hermanita menor, carismática y sumamente tierna. Me sucedió como con el Chavo del 8, no recordé durante toda la obra que eran actores de veintitantos años, sino que toda la historia la vi protagonizada por una familia con unos hijitos muy particulares.

Lo que más me gustó y causó ternura fue que, al terminar la obra, casi todas las personas que fueron se quedaron hasta el final esperando que los actores salgan para pedirles un autógrafo, deseo que fue cumplido por el elenco. Las caritas anhelantes de los niños, junto con su entusiasmo y timidez de algunos (muchos acompáñame mami o dile que me firme ma', a la de morado) más la bondad y atención de los actores fue lo que me enterneció más de esta obra. La cosa no acabó en el escenario, sino que salieron a compartir unos minutos con sus bastante jóvenes admiradores.

Pienso volver a ir, la pasé excelente.