Bye, bye, Montecarlo

¿Alguien sabe por qué Lima tiene tan pocos teatros? ¿Y el mejor, lo demolerán? O sea, yo no sé en qué se puede basar la gente (sustentos válidos, digo) para decidir la demolición de un teatro ícono de Lima. De por sí, el Perú está misio en cuanto a buenos teatros se trata, y éste, que es el más paja, se convertirá en un edificio de departamentos, según me han dicho por ahí.

Ahí fue mi primer musical - una experiencia que nunca, jamás de los jamases, olvidaré ni lograré igualar - y ahora me confirman su demolición. ¡¿Por qué?! Por el maldito dinero. Sep. La que era la legítima dueña, la cabeza de la familia, falleció y ahora sus hijos reclaman su tajada. O sea, demolerán uno de los mejores teatros de Lima por ganar unos dólares. ¿Rabia? Sí. A mil.

Me habían dicho algo de esto en febrero, cuando terminaba mi temporada, pero no pensé que pasaría, y menos tan pronto. Mi segundo musical lo escribí pensando en el Montecarlo. En sus oportunos escenarios laterales (digo, para mi historia) y su completísimo equipo de luces y sonido. Más aun, en la gente. Antes de llegar al Montecarlo, visité muchos teatros, y en ninguno me sentí tan como en casa como en ése. Por eso me da tanta pena que ahora lo vayan a demoler. Tal vez si lo vendieran, pero que siga la misma construcción... naa, será hecho trizas. Molido hasta no quedar nada sino polvo y recuerdos... hermosos recuerdos.

Penaban, sep. Aunque suene estúpido. Pero sí, penaban. Y no me animo a contar cómo me di cuenta porque me da escalofríos. Pero, aparte de eso, era un teatro excelente. Me gustaba porque tenía la tradicional y clásica construcción. Asientos rojos, un escenario alucinante, amorsillos a los costados, ocho camerinos en muy buen estado... y un equipo técnico increíble! Qué pena, de verdad, qué pena.

Hoy fui a visitar a la gente del teatro, quería saber si era cierta tanta cosa mala que habían dicho. Y sí, el teatro no duraría ni hasta fin de año... sólo le quedan unos meses, y el lunes sale en El Comercio un anuncio que dirá dónde y a qué precio venderán todo (butacas, luces, sonido, escenografía, utilería... tenía de todo.) ¿Qué se puede hacer? Yo sería capaz de atarme contra la columna para evitar que lo destruyan, pero lo más probable es que me saquen entre cuatro y no pueda impedir absolutamente nada.

Tal vez yo no pueda, pero quién sabe otro sí. ¿A alguien se le ocurre cómo evitar una demolición, ¿tal vez si los compradores desaparecen misteriosamente? Pucha... ya estoy enloqueciendo.

En fin, salud! El Perú pierde una vez más.